Humani generis
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    Encíclica de Pío XII, del 12 de Agoto de 1950, sobre algunas de las falsas opiniones que amenazan con minar los fundamentos de la doctrina cristiana.
    La dirige el Papa con motivo del año santo de 1950 y con los ecos recientes de la guerra mundial. En ella se recrimina los totalitarismos y la reacción postbélica de los liberalismos. Sobre todo avisa de que hay muchos que se desvían de la verdad y que las disensiones del géne­ro humano deshacen la paz y la verdad.
    Los principios mismos de la cultura cristiana se combaten con descaro y hay que salir al paso. Enumera una serie de riesgos y errores que son los siguientes:
       - El racionalismo, insuficiente para llegar a la verdad. Se confunde razón con verdad, ciencia y progreso.
       - El materialismo que ignora la revelación divina, necesaria para la verdad por lo débil que es el hombre
       - El evolucionismo materialista que se da por seguro y que da una visión monística y panteística del hombre.
       - El comunismo y el materialismo dialéctico en que se apoyan y que tratan de arrancar de las almas la noción de Dios.
     - El idealismo, el inmanentismo y el pragmatismo, que es existen­cialismo.
       - El falso historicismo, que se atiene sólo a los acontecimientos de la vida humana y, tanto en el campo de la filosofía como en el de los dogmas cris­tianos, destruye los fundamentos de toda verdad y ley absoluta.
    Se desprecia el Magisterio de la Iglesia, y se piensa que nada tiene que decir sobre esos errores. Se olvida que desde hace dos milenios ella ilumina al mundo.  Una buena educación y una visión cristiana de la vida son el camino para llegar a la verdad.